viernes, 14 de marzo de 2014

 La mayor parte de las personas con dificultades emocionales tienen el hábito de escapar o reprimir las olas de emociones que se despiertan en el diario vivir, lo cual conduce a innumerables contratiempos y con el tiempo, a enfermedades derivados de aprisionar las emociones en lugar de aceptar sentirlas sin resistencia.
No es suficiente saber que hay que sentir las emociones. Es necesario cultivar el hábito de hacerlo, que es una cosa muy distinta a saberlo. Afortunadamente, cultivar un hábito es algo posible, utilizando las herramientas adecuadas

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