La mayor parte de las personas con dificultades emocionales tienen el hábito de escapar o reprimir las olas de emociones que se despiertan en el diario vivir, lo cual conduce a innumerables contratiempos y con el tiempo, a enfermedades derivados de aprisionar las emociones en lugar de aceptar sentirlas sin resistencia.
No es suficiente saber que hay que sentir las emociones. Es necesario cultivar el hábito de hacerlo, que es una cosa muy distinta a saberlo. Afortunadamente, cultivar un hábito es algo posible, utilizando las herramientas adecuadas
viernes, 14 de marzo de 2014
lunes, 15 de febrero de 2010
MANEJAR LAS EMOCIONES ES UN HÁBITO
Como toda función corporal, las emociones necesitan hábitos sanos (higiene) que aseguren su funcionamiento natural. Esos hábitos son dos:
1. Estar atento a registrar las olas de emociones que se despiertan a lo largo del día. Así se recupera la sensibilidad perdida con el hábito de escapar y reprimir.
2. Al activarse una ola, dejar lo que estés haciendo (con sentido común, como cuando quieres ir al baño) e ir a un lugar preestablecido donde puedas sentirla relajadamente hasta que se extingue.
Cuando posees estos saludables hábitos, las emociones dejan de ser algo temible de lo que debes escapar y se transforman en una función natural de la vida.
La mayor parte de las personas con dificultades emocionales tienen el hábito de escapar o reprimir las olas de emociones que se despiertan en el diario vivir, lo cual conduce a innumerables contratiempos y con el tiempo, a enfermedades derivados de aprisionar las emociones en lugar de aceptar sentirlas sin resistencia.
No es suficiente saber que hay que sentir las emociones. Es necesario cultivar el hábito de hacerlo, que es una cosa muy distinta a saberlo. Afortunadamente, cultivar un hábito es algo posible, utilizando las herramientas adecuadas
1. Estar atento a registrar las olas de emociones que se despiertan a lo largo del día. Así se recupera la sensibilidad perdida con el hábito de escapar y reprimir.
2. Al activarse una ola, dejar lo que estés haciendo (con sentido común, como cuando quieres ir al baño) e ir a un lugar preestablecido donde puedas sentirla relajadamente hasta que se extingue.
Cuando posees estos saludables hábitos, las emociones dejan de ser algo temible de lo que debes escapar y se transforman en una función natural de la vida.
La mayor parte de las personas con dificultades emocionales tienen el hábito de escapar o reprimir las olas de emociones que se despiertan en el diario vivir, lo cual conduce a innumerables contratiempos y con el tiempo, a enfermedades derivados de aprisionar las emociones en lugar de aceptar sentirlas sin resistencia.
No es suficiente saber que hay que sentir las emociones. Es necesario cultivar el hábito de hacerlo, que es una cosa muy distinta a saberlo. Afortunadamente, cultivar un hábito es algo posible, utilizando las herramientas adecuadas
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